Una vez mas el llamado de la
montaña nos impulsa a la búsqueda de sus cumbres. Comenzamos una exploración
que ya estaba programada hace tiempo. Quebrada El Desmonte, río Ampajango: eran
la vía de aproximación a explorar hacia los cerros Bolsón y Filo de las Ánimas,
entre otros. La primera etapa de la exploración era de escritorio y fue
bastante charlada y discutida por todos los integrantes de la salida. Cabe
destacar que el análisis tuvo un excelente resultado ya que prácticamente no
tuvimos ningún inconveniente con lo programado y el desarrollo en si de esta
aventura resulto de acuerdo a lo planteado.
El día 19 de octubre de 2009 a
las 14 hs partimos desde la terminal de San Miguel de Tucumán hacia la
localidad de San José en el departamento catamarqueño de Santa María. Desde
aquí debíamos trasladarnos hasta Ampajango, a donde llegamos ese mismo día a hs
20:10. Solo debíamos caminar casi 1 km hasta una represa que encausa las aguas
del rio homónimo para ser aprovechada en las localidades aledañas.
Luego de hacer noche en este
lugar, a 2200 msnm, comenzaríamos el ascenso que seria paulatino en los
primeros días.
Luego de una extensa primer
jornada llegaríamos al campamento 1 “Peña blanca”, a la cota de los 2700 msnm,
siempre siguiendo el cause del rio Ampajango que debimos vadear en reiteradas
oportunidades.
El rio nos brindaba lo
indispensable: agua pura y fresca que nos permitió desarrollar la caminata sin
sufrir tanto el agobiante calor y esfuerzo. Sin embargo el andar sobre su lecho
tenía la desventaja de no poder mantener un paso cómodo debido a la
irregularidad de ese tipo de terreno: arena, piedras de todos los tamaños,
algunas mas altas que nosotros mismos, y que en ocasiones eran el paso obligado
para seguir adelante.
Durante la segunda jornada el
camino se encajonaba en algunas partes pero sin resultar demasiado complicado,
a excepción de algunas zonas con derrumbes. Sin embargo a las 17 hs llegaríamos
hasta el campamento 2 “Puesto de arriba”, a 3500 msnm. Aún no se sentía frio,
el viento no era más que una brisa. Por la mañana llegarían por primera vez a
sentirse los cero grados a las 8 am, luego, ni bien comenzaba a darnos el sol
la temperatura subía rápidamente.
Durante la tercera y última
jornada de aproximación al campo base, seria mas marcado el ascenso y
llegaríamos hasta los 4400 msnm a las 14 hs, permitiéndonos usar todo el resto
de esta jornada para reponernos y prepararnos para el ataque a las cumbres. El
lugar increíble!
El día viernes 23 de octubre de
2009 fue el día elegido para atacar la cumbre del cerro “Bolsón”(o “Bolsón
Chico”) y el “Filo de las Animas”, nos despertamos temprano con unos -4ºC pero
con un prometedor día por delante, despejado y ya apuntando el sol.
El ascenso gradual y cada vez mas
marcado comenzaría a las 8:40 hs. La ruta estaba pactada por la quebrada
“Laguna Verde”, donde estaba ubicado nuestro campo base desde el día anterior.
Quebrada arriba, a una altura de 4700 msnm aprox., comenzamos a montarnos sobre
el acarreo mismo de un faldeo que,
paralelo al contrafuerte del Morro del Bolsón, sube acercándonos a la cumbre
del cerro Bolsón. Aquí comenzaba a complicarse el camino, con la presencia
insistente de acarreos inestables, debiendo ser cuidadosos en cada paso.
Poco a poco, como se debe hacer a
estas alturas, ganábamos metros rumbo a la cumbre. Con cada avance una nueva y
espectacular vista se abría ante nuestro exaltado espíritu. Recordaba una frase
del montañista Maurice Maeterlinck: “Nuestros pensamientos y acciones toman su
energía y su forma de aquello que hemos contemplado”.
A las 12:20 hs estábamos ya
reunidos los tres en aquella cumbre de 5076 msnm, que guarda celosamente y con
silencio absoluto el pasado de estas alturas. Los abrazos y el asombro que
nunca termina. La Calasasaya de las ruinas de la Ciudacita, toda la amplitud de
la llanura Tucumana, Campo del Arenal, Cuesta de las lenguas, Cochuna, Ambato, Nevado
de Chuscha, las lagunas y cumbres vecinas, cordillera lejana, silencio, altura
y un cielo profundamente azul.
Desde aquí estábamos bien
ubicados para dirigirnos al cerro Filo de las Ánimas. Descendimos hasta el abra
que se forma entre estos y comimos algo antes de seguir. Benja no se siente
bien; ya antes de llegar a la cumbre del Bolsón viene sintiendo los efectos de
la altura y al comer decididamente esta
mal para continuar y resuelve bajar y esperarnos en la base del cerro, en la
quebrada “de las Animas”, por donde realizaremos el descenso al campamento
base.
Continuamos Alexis y yo, que
luego de dos horas de esfuerzo sostenido alcanzaríamos también la cumbre oeste
del Filo de las Animas, a las 15:35 hs, con sus 5130 msnm nos cautiva una vez
mas con una nueva perspectiva de la zona, llegando ahora a ver además al cerro
Ñuñorco y una parte del dique La Angostura.
Intentamos seguir por el filo
hacia la cumbre central que no estaba lejos, pero el filo es muy complicado,
hacia ambos lados se abre un abrupto precipicio, y el filo en si esta lleno de
guijarros y bloques nada estables. Sin embargo continuamos hasta una pequeña
cima del filo, que no resulto ser la cumbre. Yo tenía claros síntomas de
apunamiento y me sentía agobiado. Alexis coincidió en que era tiempo de
regresar.
El regreso no fue menos exigente,
al menos para mí, que me sentía cada vez mas cansado. En el lugar de encuentro
con Benja, tuve que darme espacio para tratar de recuperar algo de ánimo para
seguir.
Por fin a las 19 hs aprox.
pudimos meternos en nuestras bolsas de dormir para terminar de reponernos.
Nos restaba el descenso que
emprenderíamos al día siguiente. Mate cebado y compartiendo las anécdotas e
impresiones personales, comenzamos el día 24 de octubre, para luego desarmar el
campamento y comenzar la bajada por idéntica ruta.
En ambas cumbres había apachetas,
pero en ninguna encontramos libros de cumbre que registren alguna ascensión, de
todas maneras la sola presencia de aquellas apachetas señalan sin duda la
presencia del hombre en estas alturas. En el cerro Bolsón acompañaban la
apacheta algunas leñas muy viejas, que personalmente, sostengo que pobladores
originarios son los responsables de su presencia.
En las dos cimas dejamos un libro
de cumbre con nuestros testimonios, y este, dentro de un recipiente para
resguardarlo de la intemperie.
Toda la zona recorrida asombra
por los tesoros naturales y arqueológicos que pueden admirarse con un poco de
atención. Kilómetros de ruinas en las márgenes del rio Ampajango, en la zona
entre los 2000 hasta los 3300 msnm, e incluso algunas estructuras, varias de
ellas reocupadas por los actuales pobladores, en las zonas altas.
La flora, integrada por Cardones
y otras cactáceas, Jarillas, Algarrobos, Zarzos, Espinillos, entre otros; en
las zonas mas bajas, y pastizales de altura, algunas especies de cactus,
Yareta, etc; en la zonas de altura.
Entre la fauna siempre presente
vimos Guanacos, Cóndores y Chinchillones. Además tuvimos oportunidad de
observar al majestuoso Colibrí Gigante, al Pato de Torrente, al Comesebo Andino
y al Carpintero de los Cardones, entre las aves del lugar. También vimos los
rastros de tres animales difíciles de ver en la zona: excremento de Puma,
huellas de Tarucas o Venados y lo que no estábamos muy seguros pero parecían huellas
del Gato Andino sobre arena en zonas profundas de la quebrada de las Ánimas.
Los nevados, sin duda, son un
lugar extraordinariamente cargado de mítica y conservan tesoros de gran valor
que debiéramos preservar.
Un saludo y enorme agradecimiento
a Don Villanueva, uno de los amables pobladores de la zona que charlo y
compartió su sabiduría con nosotros.
Integrantes de la Expedición
Alexis Coronel (24 años)
Benjamín Straube (27 años)
Juan Pablo Nemec (30 años)
Juan Pablo Nemec – grupo CAMME
Cerro Alto de la Mina Montañismo y Exploración