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domingo, 26 de diciembre de 2010

Exploración e intento de ascenso al Co. Chimberí, Nevados del Aconquija, Tucumán.

Del 22 al 26 de agosto de 2010.-

En esta oportunidad, la propuesta era llegar al vestigio del otrora glaciar que modelo las laderas de la quebrada del río Cochuna, el glaciar Chimberí.

Para el cometido, teníamos entendido que podíamos llegar a dicha quebrada por dos lugares distintos: uno de ellos era desde Alpachiri, el cual requería algunos kilómetros mas de caminata; o también desde el campamento Samay Cochuna, ubicado en la base de la cuesta de “Las Lenguas” que sube con destino a Las Estancias, Catamarca.

Como el acercamiento al campamento base requería al menos 4 días de aproximación, y teniendo los días contados (como siempre), optamos por ir hasta el Cochuna y desde ahí, ganando algo de tiempo llegar al base.

Confiados en las indicaciones que nos dieron, (nos mandaron directamente por el río) comenzamos el avance que inmediatamente se tornaría lento y sumamente frío: era tremendo, pero “¡¡¡TREMENDO!!!”, cada cruce del río, con sus aguas heladas, y había que vadearlo una y otra vez. Quitarse las botas y enfrentar las aguas heladas era una labor cada vez mas aborrecida por nosotros. Por las orillas, encajonadas, no se podía andar mucho trecho. En fin, una ruta muy complicada. Pero la macana ya estaba hecha. Para cuando transcurrió el primer día, con suerte y mucho esmero, avanzamos la mitad del trayecto programado para esa primera jornada.

Al día siguiente el andar mejoro un poco, pero ciertos tramos estaban también con laderas deterioradas y se complicaba nuevamente el avance. Para el tercer día de marcha, como si nos faltase algo, entro la cerrazón, impidiendo tener la vista que necesitábamos para encaminar el ascenso. Fue tremendo el avance cuesta arriba desde el medio día hasta las 18:30 aprox. Para colmo se nos acaba el agua de las botellas y no hay signos de agua por aquí, recurrimos a los trucos de montañero, y recogemos agua con una toalla de los pastizales (no agrada ni el sabor ni el color, pero hidrata).

Yo había llegado bastante dolorido y cansado, la tremenda pendiente que subimos me había hecho revivir el malestar en mi rodilla derecha de una vieja tendinitis, y me estaba molestando.

El amanecer del cuarto día nos sorprende con la maravillosa vista tapizada de nubes al este, y el color increíble de las montañas frente a nosotros, cambiando de tonalidades al compás del amanecer. Pero yo estoy desanimado, dado que no me siento plenamente para encarar mas caminata con esta amenaza de tendinitis, además con suerte estamos a dos días del base, lugar donde deberíamos estar ya. Por si fuera poco mis botitas están al borde de romperse. Subimos solo muy poco mas, los chicos bajan a una quebradita medio complicada, pero que tiene agua. Nos hidratamos bien y decidimos que deberíamos regresar e intentar en algún otro momento este ascenso.


Es desagradable dar la vuelta sin haber llegado a donde se planeaba, pero la montaña seguirá ahí, será cuestión de darnos tiempo en algún momento e intentar nuevamente. Se que mis compañeros están mas sentidos que yo de regresar, ya que ellos están mejor físicamente y hubiesen podido encarar el ascenso mas rápidamente, pero queda claro que es fuerte la idea de grupo que prevalece entre la gente del CAMME, y en estas ocasiones es donde se puede valorar las actitudes de un verdadero compañero.

Emprendida la marcha cuesta abajo, llegando a un arroyo, la suerte otra vez esquiva, nos hace topar con un pequeño precipicio. Por una cornisa tratamos de cambiar de posición para un mejor descenso, pero mi suerte esta eclipsada por algún astro, y en el intento se desprende todo el suelo que me sustenta y me voy con él hacia donde la gravedad… unos casi tres metros de caída vertical, con mochila a espaldas! Un hermoso colchón de rocas me reciben abajo. Con suerte, a pesar del gran golpe, tengo solo rasguños, y dolor en una mano, pero luego de realizar los estudios no había nada serio.

Continuaríamos el descenso sin mas inconvenientes y dormimos en donde habíamos establecido el campamento 2.

Al día siguiente seguimos bajando, pero llegado el momento tomamos la ruta que nos llevaría a Alpachiri. Desde Laguna del Tesoro, planeábamos un ascenso futuro, y también pudimos charlar con don Domingo Yampa, cuidador de la estancia de la laguna. El resto del trayecto, largo, pero sin desafortunados sucesos, nos llevo hasta Alpachiri.

En las zona de selva se veían ramas de todos los portes quebradas por el peso de la nieve, que el último invierno fue inusualmente intenso.

Una experiencia mas en la montaña. Esta vez no pudimos lograr la cumbre, pero nos queda claro que disfrutamos totalmente la aventura y la experiencia siempre aporta cosas positivas y muchas anecdotas.





Integrantes de la expedición:

Alexis Coronel (24)

Benjamin Straube (28)

Juan Pablo Němec (31)



Juan Pablo Němec – grupo CAMME

Cerro Alto de la Mina Montañismo y Exploración

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